Quien NO se haya calzado TUS botas
NO tiene derecho a
opinar sobre TU historia
Empezaron a caer algunas gotas. El suelo estaba encharcado de anteriores lluvias. Dispuesto a llegar pronto a casa, al precio que fuera, crucé por medio del fango, sumergiendo mis botas, sin compasión, en los charcos del camino. Se cubrieron de una masa de barro pastoso. Conforme alcancé el edificio me senté en los escalones de entrada, recuperando el resuello. Fijé en ellas mi mirada, ¿sentían el maltrato?… Dejando atrás mis problemas, eché una parrafada a mis botas. Les hablé con ternura pero con firmeza:
— ¿No sabéis quien soy? Vengo de otra galaxia. Soy diferente. No temáis… Me enseñaron a cuidar lo viejo. Poseo pocas cosas, pero especiales. Vosotras sois parte de mí…
No sé el porqué de mi reacción. Quizás hacía con ellas lo que necesitaba hicieran conmigo. Quizás me había vuelto loco. Quizás era el mundo el que lo estaba…Yo también hubiera necesitado que un maestro, un cuidador, un amigo, lograra repararme el alma…
Mi crisis de ternura duró lo que tardé en descalzarme, luego, tomé un buen buche de ron, lo paladeé en la boca y noté cómo corría por mi garganta. Necesitaba tiempo para pensar, tiempo… Mis ojos regresasron al par de botas rebozadas en una costra enorme de lodo seco. Las tomé con cuidado y me fui con ellas a la cocina. Emplee un largo rato y mucha paciencia para devolverles color y brillo. Necesitaba curarlas, tocaba afrontar juntos el mañana.
Texto _El Intruso del libro "Los Tesoros de Mi Viaje"_Susana Monís
Acuarela_ Pedro Arias Bohigas https://exposicionespab.blogspot.com/?m=1
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